CUENTO DEL NIÑO FANTASMA EN RIO CHUGUAL
NIÑO FANTASMA EN RIO CHUGUAL
Hace mucho, pero mucho tiempo, en un paraje aislado de todo
tipo de civilización, pero al mismo tiempo rodeado y envuelto en vegetación,
situado en un tranquilo y agradable valle del Alto Chicama, a faldas de un gran
cerro, se podía observar a lo lejos una manifestación, algo sin duda alguna
sorprendente que era el “Paraíso Andino”-Coina, y cerca del cual surgía una
pequeña población, bañada por las aguas del rio Chugual, afluente que se
encontraba lleno de misterios y magia negra, pero que lastimosamente los
pobladores tenían que concurrir debido a sus necesidades, pues carecían de sal,
chancaca y querosene para sus lámparas, lamentablemente era un hecho fortuito
lo que podría ocurrir por este desolado lugar.

El río sin descanso no paraba de correr, su hazaña parecía
interminable, pero una señora no se atemorizo al enojo del torrente, quien con
euforia logro atravesar, sin saber lo que después ocurriría.
Ya eran las 7 de la noche, el sol ya se había escondido y la
luna no mostraba ni un solo rastro de su aparición, pero la señora Evangelina
seguía avanzando, es entonces que escucho llorar a un niño, ella sorprendida
miro a todos lados, pero en la penumbra de la noche solo alcanzó a ver algunas
plantas de huairuro (donde se alojaban los espíritus del mal) y una gran roca
que trataba de ocultar el delito, pero el ruido del niño era cada vez más
fuerte, entonces Evangelina logro apreciar que el abatidor sonido emergía de un
cumulo de matorrales, los cuales aparentaban ser enormes plantas que trataban
de callar al niño, pero este sin consuelo alguno seguía gimiendo, cuando ella
se acercó observo a un pequeño niño de aproximadamente dos años, completamente
desnudo, viendo al pobre niño totalmente indefenso lo arropo con uno de sus
pollerones, para luego cargarlo en su reboso y nuevamente cruzo el río pero
esta vez con el niño en su espalda. Avanzaba
poco a poco, pero extrañamente sentía que el niño pesaba más, pero ella
no lo tomaba importancia y seguía su sendero, cuando de repente el niño le
dijo:
-
Ma, ma tengo frio
-
Evangelina un poco preocupada le decía: -están
bien abrigado- pero ella notaba que el niño seguía pesando aún más.
-
Ma bájame, Ma bájame, Ma bájame
A la cuarta vez que el niño se quejó, Evangelina angustiada
lo bajo y al verlo se aterrorizo ya que el indefenso niño que había recogido se
había transformado en una criatura con cabeza de chivo y cuerpo de humano. El
cual estando en el suelo le dijo:
-
Ma mira mis cuernitos.
-
Vete- le dijo asustada Evangelina, quien se
marchó y se quedó completamente muda durante tres días
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